Herramientas para abordar las alteraciones del pensamiento y la memoria en la EP
A medida que envejecemos, nuestra habilidad de pensamiento cambia. Los cambios cognitivos también pueden aparecer en la enfermedad de Parkinson (EP), incluyendo pensamiento más lento, olvidos, falta de concentración y, en ocasiones, pérdida de memoria. En este artículo, aprenda estrategias prácticas para reducir el riesgo de alteraciones del pensamiento y mejorar la salud cognitiva y descubra las terapias disponibles para los trastornos cognitivos.
El siguiente artículo se basa en una Charla con expertos de la Parkinson’s Foundation (Expert Briefings) acerca de las alteraciones del pensamiento y la memoria en la EP, con el Dr. Gregory Pontone, médico con maestría en ciencias de la salud, de la Facultad de Medicina de la University of Florida, un Centro de Excelencia de la Parkinson’s Foundation.
Envejecimiento y cognición
Algunos procesos del pensamiento se conservan bien a medida que envejecemos, incluyendo:
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El vocabulario y los conocimientos generales.
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Las competencias lingüísticas.
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Recordar cómo se hacen las cosas, como andar en bicicleta o cocinar pasta (memoria procedimental), el nombre del presidente o de un vecino (memoria semántica).
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La capacidad de comprender lo que vemos.
Los cambios en cualquiera de estas capacidades antes de los 70 años podrían estar relacionados con la EP u otra enfermedad asociada al envejecimiento. A medida que una persona se acerca a los 70 años, la edad o el Parkinson pueden influir en:
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La capacidad de retener información a corto plazo mientras se concentra en otra tarea (memoria funcional).
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Planificar, organizar y realizar tareas (función ejecutiva).
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Atención focalizada y dividida.
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La rapidez con la que el cerebro comprende y responde a la información.
Reconocer los cambios cognitivos en la EP
Muchas personas con Parkinson pueden experimentar cierto grado de alteraciones del pensamiento. Estos cambios suelen progresar gradualmente junto con los síntomas motores. El deterioro cognitivo leve (DCL o MCI, por sus siglas en inglés) describe alteraciones de la memoria o del pensamiento que no afectan la vida cotidiana. Las personas con la enfermedad de Parkinson de inicio temprano —aquellas que desarrollan síntomas antes de los 50 años— suelen experimentar cambios cognitivos más leves y lentos relacionados con la EP.
En algunas personas con Parkinson, el cambio cognitivo progresivo puede conducir a la demencia de la EP (DEP), un deterioro más grave del pensamiento. A veces, la persona se da cuenta de que su memoria está fallando, pero otras veces son las personas más cercanas quienes reconocen los signos. El deterioro cognitivo en la EP puede afectar:
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La realización de tareas, como organizar medicamentos o utilizar un control remoto.
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Las habilidades lingüísticas y de búsqueda de palabras, que afectan la capacidad de seguir instrucciones o participar en conversaciones.
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La memoria, que hace que la persona repita preguntas, olvide información importante o tenga problemas para aprender información nueva.
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El juicio, que lleva a que la persona ignore riesgos o tome malas decisiones.
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La orientación de tiempo y lugar; una persona con problemas del pensamiento puede perderse, especialmente en lugares conocidos.
Las dificultades de memoria en la EP vs. la enfermedad de Alzheimer
Los médicos utilizan la Evaluación Cognitiva de Montreal (MoCA, por sus siglas en inglés) como herramienta de detección de alteraciones del pensamiento. Puede distinguir entre tipos de disfunción de la memoria.
El deterioro de la memoria relacionado con la EP difiere de la enfermedad de Alzheimer. Una buena parte de la memoria de reconocimiento —la capacidad de recordar cosas que uno se ha encontrado antes— permanece prácticamente intacta para la mayoría de las personas con Parkinson. Las personas con Parkinson pueden tener un poco de dificultad para buscar y recuperar un recuerdo, pero con una pista o tiempo suficiente, pueden recordarlo. Por lo general, una persona con Alzheimer es incapaz de crear o recuperar nuevos recuerdos.
La demencia por la EP, la demencia con cuerpos de Lewy y la enfermedad de Alzheimer están asociadas a proteínas plegadas anormalmente que forman grumos pegajosos que dañan la salud cerebral. Los cuerpos de Lewy son cúmulos tóxicos de proteína alfa-sinucleína que se acumulan en el cerebro.
Un fallo de la memoria al principio de la EP o un fallo similar al del Alzheimer podrían indicar que la persona con Parkinson también podría tener Alzheimer.
Posibles descubrimientos
Una comprensión más profunda del complejo funcionamiento de la EP puede mejorar el tratamiento y la atención. Actualmente, los investigadores pueden ver los cúmulos tóxicos asociados a los problemas de memoria mediante técnicas de imagenología. Los científicos confían en que los avances tecnológicos pronto permitan examinar más de cerca la proteína alfa-sinucleína mal plegada.
La terapia de infusión de anticuerpos puede eliminar el amiloide del cerebro de las personas con la enfermedad de Alzheimer en fase inicial. La esperanza es que las infusiones ralenticen la progresión de la enfermedad. Las futuras terapias para el Parkinson podrían inhibir el mal plegamiento de la proteína alfa-sinucleína para minimizar la formación de cuerpos de Lewy o, posiblemente, incluso eliminar la alfa-sinucleína anormal.
Herramientas para mejorar la cognición hoy
Al navegar por las etapas y los síntomas del Parkinson, la búsqueda del bienestar puede tener un profundo impacto.
1. Muévase.
Los beneficios del ejercicio aeróbico en el Parkinson son poderosos. Ya sea que nade, camine o haga otro ejercicio de intensidad moderada, hacer ejercicio 150 minutos por semana puede mejorar la estabilidad y el equilibrio, disminuir el riesgo de caídas, reducir la depresión y beneficiar directamente la cognición en la EP, mejorando:
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La atención
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La velocidad de procesamiento
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El tiempo de reacción
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La función ejecutiva
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El lenguaje
El entrenamiento de resistencia —utilizando el peso corporal, pesas o ligas— también puede ser beneficioso para la cognición, el equilibrio, la marcha y la densidad ósea, al tiempo que reduce el riesgo de fracturas en la EP. El entrenamiento de resistencia también mejora la función ejecutiva y la atención.
2. Practique la atención plena.
Un estudio de 2004 observó cómo 20 personas con Parkinson de leve a moderado y 10 personas que no tenían la EP realizaban una tarea a medida que se añadían grados de complejidad.
Los investigadores descubrieron que, mientras que el aumento de la atención requerida contribuía a las alteraciones del desempeño y de la marcha en todos los participantes, las personas con Parkinson se volvían aún más lentas. Practicar la atención plena, centrarse en una sola cosa a la vez y bloquear las distracciones, puede ayudarle a funcionar de forma óptima con Parkinson.
3. Siga una dieta nutritiva.
La dieta MIND (Mediterranean-DASH Intervention for Neurodegenerative Delay), una combinación de la dieta mediterránea y DASH (método dietético para detener la hipertensión, por sus siglas en inglés) para retrasar la degeneración neuronal, es una dieta basada en evidencia para la salud neurológica.
Las recomendaciones incluyen comer:
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Al menos 3 raciones de cereales integrales al día.
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Una ración diaria mínima de una ensalada de hojas verde oscuro y una ración de verduras.
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Al menos 30 gramos de frutos secos al día.
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Frijoles o legumbres al menos cada dos días.
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Bayas (berries) al menos dos veces por semana.
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Aves de corral al menos dos veces por semana.
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Pescado al menos una vez a la semana.
Y limitar:
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Mantequilla o margarina a no más de una cucharada sopera al día (utilice en su lugar aceite de oliva).
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Queso, alimentos fritos o comida rápida a no más de una vez por semana.
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Bollería o dulces a menos de cinco veces por semana.
4. Duerma lo suficiente.
El sueño de calidad desempeña un papel en la creación y recuperación de recuerdos y puede eliminar algunas de las proteínas anormales asociadas a la pérdida de memoria. También ayuda al cuerpo a reflejar los beneficios del ejercicio.
Los cambios y síntomas cerebrales relacionados con la EP pueden alterar el sueño. Practicar conductas que lo pongan en el estado óptimo para relajarse puede ayudarle a conciliar el sueño y a permanecer dormido. Una rutina de sueño saludable incluye:
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Un horario regular para dormir y despertar (intente reservar al menos 8 horas)
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Un dormitorio tranquilo y en penumbra
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Tiempo de pantalla mínimo
Hable con su médico acerca de problemas de sueño o inquietudes al respecto. Pueden trabajar en conjunto para encontrar las mejores herramientas para tratar sus síntomas.
5. Manténgase conectado socialmente.
Encontrar y establecer relaciones sociales saludables beneficia al cerebro y al cuerpo. Busque recursos comunitarios como punto de partida; por ejemplo, clases de ejercicio, actividades artísticas, grupos de apoyo u oportunidades de voluntariado. Las visitas a domicilio, las llamadas telefónicas o los programas en línea pueden beneficiar a quienes tienen dificultades para salir.
El aislamiento social y la soledad pueden ser peligrosos.
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El aislamiento social se asocia a un aumento de 50% del riesgo de demencia y aumenta significativamente el riesgo de muerte prematura, a niveles de los riesgos del tabaquismo, la obesidad y la inactividad física.
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Las investigaciones demuestran que el aislamiento aumenta el riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares en torno a un 30%.
La soledad puede aumentar la ansiedad, la depresión, la confusión, las delusiones, los problemas de memoria y comunicación y puede afectar la capacidad para resolver problemas. El aislamiento también aumenta la tensión del cuidador, que puede llevar al agotamiento.
6. Explore el tratamiento.
Su médico puede recomendarle que trabaje con un neuropsicólogo o un terapeuta del habla y el lenguaje especialmente preparados, que pueden ofrecerle formas de compensar los problemas de memoria o pensamiento.
Algunos medicamentos recetados también pueden mejorar los síntomas de la demencia por la EP. Los inhibidores de la acetilcolinesterasa potencian la acetilcolina (una sustancia química importante para la memoria entre otras cosas) en el cerebro. Entre ellos se encuentran la rivastigmina (el único medicamento para la PEP aprobado por la FDA), el donepezilo y la galantamina.
La memantina es un medicamento que protege al cerebro de los niveles excesivos de una sustancia química llamada glutamato. A veces se utiliza en combinación con inhibidores de la acetilcolinesterasa.