Mi Historia con EP – Monica Adriana Broll
Me diagnosticaron la enfermedad de Parkinson de inicio temprano (EPIT) a los 47 años, por leves movimientos de mi pierna derecha. Hoy, ya han pasado 7 años desde aquel día y les cuento que ahora entiendo que mis síntomas empezaron muchos años antes.
A los 30, estudiaba peluquería y, cuando hice mi primer corte, me temblaban las manos. Se lo atribuí a los nervios del momento. También, cuando dormía, me despertaba la rigidez como consecuencia de contracturas de mucho dolor.
Hoy estoy medicada, con apoyo psicológico, fisioterapia y, personalmente, voy buscando un alivio a cada síntoma que va apareciendo, tratando de poner buenas energías para alejar la depresión que a veces me pone sensible.
Extraño mi trabajo. Ya no lo puedo hacer por la fatiga, falta de fuerza y otros síntomas como el dolor.
Estoy resurgiendo de un estado de angustia, con ayuda de mi psicóloga, que me ha hecho ver que no todo lo que me pasa es por el Parkinson.
He ido trabajando ese tema hasta sentirme más liberada.
Ya no pienso tanto en el Parkinson como enfermedad, sino como algo que convive en mí y que hizo cambiar mis días.
Mi más importante reto es hacer sentir bien a mi familia y lo he logrado sonriendo. Reír es buena terapia para los músculos de la cara. Lo más mínimo es mucho para sentirme bien. Quiero que mis hijos, mi compañero de vida y mi familia no vean en mí a una persona que no lucha. Quiero dejar un buen ejemplo de lucha y logros para ellos; que me recuerden siempre por los momentos más lindos que he vivido con este diagnóstico.
Siempre observo a las personas y me quedo con lo positivo y lo trato de integrar en mis días.
Me encantaría ser de ayuda en los proyectos que estudia la medicina para que, si no es a mí, sirvan para futuras generaciones.
Estoy atenta a mis síntomas y los estudio, con la alegría de siempre, hasta ahora, encontrar el motivo y el remedio.
Cuando me aparece algún síntoma, me digo: “A ver Mónica, ¿qué pasó, si antes estabas bien? ¿Qué hiciste? ¿Qué cambiaste en tus tareas diarias? ¿Los remedios los tomaste bien? Y sigo preguntándome hasta conseguir una repuesta. Si no la encuentro, empiezo a buscar terapias para sacar esa molestia que hay en mí.
¡Los animo a estudiarse y buscar la solución, que siempre está!
Hoy, hago ejercicios físicos y estoy en continuo movimiento cuando más puedo. He logrado mental y físicamente sentirme sana gracias a los remedios, a mis esfuerzos y a mis pensamientos positivos.
Los invito a hacer ejercicio. Es lo mejor de lo mejor. Yo no lograba subir y bajar escaleras; hoy lo he logrado, como muchas cosas más.
Piensen que no vamos a morir ahora de Parkinson. Puede ocurrir otro motivo que nos lleve a morir antes, así que vivamos cada día a pleno, seamos felices y disfrutemos los momentos que podamos. Riamos, charlemos, cantemos y hagamos ejercicio.
Estoy para ayudar y compartir lo que yo he hecho para mejorar los distintos síntomas.
Abrazo a todos.