Factores ambientales
Los científicos trabajan por entender mejor la amplia gama de exposiciones ambientales relacionadas con la enfermedad de Parkinson (EP).
La mayoría de los expertos concuerda en que la EP se origina por una combinación de factores genéticos y ambientales (químicos, toxinas, traumas a la cabeza). Las interacciones entre la genética y el medio ambiente pueden ser bastante complejas. Algunas exposiciones ambientales pueden reducir el riesgo de la EP, mientras que otras pueden aumentarlo.
De igual modo, algunas personas pueden tener una composición genética que las vuelve más vulnerables que a otras a los efectos de sustancias tóxicas. Los investigadores consideran que una combinación de factores puede detonar cambios biológicos que terminan por conducir al Parkinson.
Factores ambientales de riesgo
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Lesiones en la cabeza: Las lesiones cerebrales traumáticas — lesiones que resultan en alteraciones en el nivel de conciencia — se han asociado con un mayor riesgo de desarrollar la EP años después de la lesión; sin embargo, los mecanismos subyacentes no están claros.
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Zona de residencia: Existen diferencias en la distribución geográfica de la EP. Éstas podrían deberse a las diferencias de los factores ambientales, los factores de riesgo genético y el acceso a los servicios de salud.
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Ocupación: Algunas categorías ocupacionales o empleos se han asociado con una mayor incidencia de la EP, pero los resultados no han sido consistentes.
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Exposición a metales: Se ha llegado a sugerir que la exposición laboral a diversos metales puede estar relacionada con el desarrollo de la EP. No obstante, una exposición prolongada a los metales no es fácilmente medible y los resultados de los estudios que miden el riesgo de la EP y metales específicos han sido inconsistentes.
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Solventes y bifenilos policlorados (BPC): El tricloroetileno (TCE) es un solvente usado en muchas industrias y es el contaminante orgánico más común en el agua subterránea. Se ha encontrado que la exposición al TCE está relacionada con la EP en trabajadores cuyos empleos en fábricas resultaron en una exposición prolongada. Los BPC se han encontrado en concentraciones relativamente elevadas en el cerebro de las personas que tuvieron la EP. La exposición laboral a los BPC se ha asociado con un mayor riesgo de la EP en mujeres, pero no así en hombres.
Exposición a pesticidas y herbicidas
Se ha demostrado un fuerte vínculo entre la EP y la exposición a los pesticidas y herbicidas. Necesitamos más investigación específicamente de la EP para entender mejor qué la causa, para trabajar en prevenirla y ayudar a eliminar el riesgo de contraer la enfermedad en cuanto a todos los factores ambientales de riesgo y determinar si la genética puede provocar un mayor riesgo de desarrollar el Parkinson.
Paracuat
Un producto que se ha vinculado al Parkinson es el paracuat, un herbicida comercial ampliamente usado en los EE.UU., que está prohibido en 32 países, incluyendo la Unión Europea y China. Con base en una fuerte investigación científica que ha encontrado una relación entre el herbicida y la enfermedad de Parkinson, la Parkinson’s Foundation, junto con el Consejo Asesor Unificado sobre el Parkinson (Unified Parkinson’s Advocacy Council o UPAC, por sus siglas en inglés) firmó dos cartas para la Agencia de Protección Ambiental de los EE.UU. (Environmental Protection Agency o EPA, por sus siglas en inglés) invitándola a cancelar el registro del paracuat. En octubre de 2020, la EPA volvió a aprobar el paracuat para su uso en los EE.UU. Sin una nueva acción, la venta y el uso del paracuat seguirán siendo legales en los EE.UU. durante los próximos 15 años.
Otros factores de riesgo
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Edad: es el factor de riesgo más importante para desarrollar la EP. Alrededor de un 1% de las personas mayores de 60 años tienen la EP.
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Género: la EP es más común en hombres que en mujeres.
Factores protectores potenciales
Los científicos también han encontrado que ciertos factores pueden reducir el riesgo de desarrollar la EP. Al igual que con los factores de riesgo, no se conoce lo suficiente acerca de éstos y no deberían ser probados sin asesoría médica.
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Ejercicio: un mayor nivel de actividad física desde una edad temprana se ha relacionado con un menor riesgo de desarrollar Parkinson más adelante en la vida.
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Cafeína: el consumo de cafeína en el café o té podría reducir el riesgo de desarrollar la EP en algunas personas.
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Ácido úrico o urato: este químico está presente naturalmente en la sangre. Niveles elevados, relacionados con dietas con un alto consumo de ciertos alimentos, como la carne, pueden provocar gota y piedras en los riñones. Sin embargo, los investigadores han descubierto que los hombres con niveles de ácido úrico en el punto más elevado del rango normal tienen una menor incidencia de la EP, aunque no se observó el mismo efecto en mujeres. Cabe señalar que ensayos clínicos han mostrado que la progresión de la EP fue comparable en personas que al azar recibieron inosina (un medicamento que incrementan el nivel de ácido úrico en la sangre) o un placebo.
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Medicamentos antiinflamatorios: Estudios han mostrado que las personas que toman medicamentos antiinflamatorios como el ibuprofeno de manera habitual tienen un menor riesgo de la EP. Sin embargo, consumir medicamentos antiinflamatorios para prevenir la EP está lejos de ser una recomendación debido a que estos medicamentos, incluyendo el ibuprofeno, tienen efectos adversos a la salud. Estos estudios podrían servir, mas bien, para identificar posibles mecanismos biológicos que pudieran originar, en algunas personas, las demás alteraciones de la EP y de ese modo fabricar medicamentos con mejores perfiles de efectos adversos.
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Fumar: Muchos estudios han relacionado fumar cigarrillos con un menor riesgo de la EP, tal vez debido al factor protector de la nicotina. Sin embargo, ensayos clínicos han fallado en mostrar beneficio alguno de la nicotina para relantizar la progresión del Parkinson. Por lo tanto, actualmente no existe evidencia científica alguna para recomendar fumar para reducir el riesgo de la EP.
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Niveles de colesterol: Algunos estudios han sugerido que el uso de estatinas — medicamentos para reducir los niveles del colesterol — está relacionado con un menor riesgo de la EP, aunque otros estudios no mostraron beneficio alguno y no pudieron obtener resultados similares. Asimismo, ensayos clínicos han mostrado que las estatinas no influyeron en la progresión de la EP cuando se comparan con placebo.
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Vitamina D: Se ha sugerido que las personas con mayores niveles de vitamina D tienen menor riesgo de desarrollar la EP; sin embargo, se requieren más estudios para sustentar esto.
Página revisada por el Dr. Kevin Duque, investigador clínico en Neurología, División de Trastornos del Movimiento, en la University of Cincinnati.