Cómo controlar la vejiga y los problemas urinarios comunes en el Parkinson
Aunque los problemas de vejiga son uno de los desafíos más comunes en la enfermedad de Parkinson (EP), rara vez se comentan con el médico. El Parkinson puede afectar el funcionamiento de la vejiga de muchas maneras, como la urgencia urinaria, los goteos y las infecciones del tracto urinario. Si no se tratan, algunos problemas urinarios pueden provocar problemas cognitivos. Descubra por qué es importante hablar de las dificultades urinarias con su profesional sanitario y aprenda acerca de los tratamientos que abordan los problemas y mejoran la calidad de vida.
Este artículo está basado en La enfermedad de Parkinson y la vejiga un webinar de Charlas con Expertos - Expert Briefings de la Parkinson’s Foundation, presentado por Abhimanyu Mahajan, MD, MHS, neurólogo de trastornos del movimiento y profesor adjunto de neurología, University of Cincinnati y Ankita Gupta, MD, MPH, FACOG, directora adjunta de posdoctorados, Medicina pélvica femenina y cirugía reconstructiva, University of Louisville Health.
La EP y la salud del suelo pélvico
En el Parkinson, el cerebro no produce suficiente dopamina. La disminución de esta sustancia química cerebral que nos hace sentir bien no sólo afecta el movimiento y el estado de ánimo. Los cambios cerebrales relacionados con el Parkinson pueden provocar una serie de síntomas en la región del suelo pélvico que pueden afectar los sistemas gastrointestinal y urinario, la salud sexual y mucho más.
El estreñimiento, frecuente en la EP, puede comenzar incluso 20 años antes de que aparezcan los síntomas motores clave que conducen al diagnóstico. Sin embargo, los síntomas urinarios suelen comenzar una vez que el individuo ha vivido con Parkinson durante 10 años o más.
Problemas urinarios y de vejiga
El Parkinson afecta al sistema nervioso autónomo (el encargado de las acciones inconscientes del cuerpo, como bombear sangre, parpadear y respirar). Cuando este sistema causa problemas urinarios, se conoce como disfunción neurogénica de la vejiga.
Estos problemas urinarios son comunes en el Parkinson y afectan tanto a mujeres como a hombres. Ya sea que los médicos no mencionan la salud urinaria o que la gente tenga reservas en cuanto a mencionar los problemas, las investigaciones muestran que entre 24% y 96% de las personas con la EP experimentan síntomas urinarios.
Los desafíos urinarios también suelen asociarse con el aumento de la edad y el empeoramiento de la función cognitiva. La edad promedio a la que se diagnostica el Parkinson es de 60 años, más o menos la misma edad a la que se experimenta habitualmente:
- Incontinencia urinaria de urgencia: urgencia acompañada de goteo
- Incontinencia de esfuerzo: goteo de orina al toser, estornudar o hacer ejercicio
- Incontinencia mixta: goteos tras una sensación de urgencia y con el movimiento físico
A menos que se les pregunte, es mucho menos probable que las mujeres informen de problemas urinarios en comparación con los hombres. Cuando se les pregunta, casi 50% de todas las mujeres de los EE.UU. mayores de 80 años declaran al menos un síntoma urinario relevante.
Además de la incontinencia urinaria y el goteo, la EP puede provocar:
- dificultad para iniciar la micción.
- incapacidad para vaciar completamente la vejiga.
Riesgos relacionados con los síntomas urinarios de la EP
En el Parkinson, la incapacidad para retrasar la micción puede provocar caídas.
La hipotensión ortostática neurogénica (HOn), que se produce cuando la presión arterial desciende al pasar de estar sentado a ponerse de pie o de estar recostado a levantarse puede ser frecuente en personas con la EP y otros trastornos del sistema nervioso. La urgencia urinaria combinada con la HOn puede aumentar el riesgo de caídas.
Las dificultades de equilibrio relacionadas con la EP (inestabilidad postural), los problemas para moverse y caminar y caminar para ir al baño por la noche —cuando los medicamentos para el Parkinson no tienen una acción tan eficaz— también pueden aumentar el riesgo de caídas relacionadas con la urgencia urinaria y los problemas de vejiga.
Los cambios cognitivos repentinos son poco habituales en la EP. Deben tratarse con urgencia y pueden deberse a una infección de las vías urinarias o de la vejiga, a otras infecciones o a un efecto secundario de la medicación.
Evaluar y tratar la salud de la vejiga
Si experimenta problemas urinarios, consulte a su médico. Para prepararse:
- Lleve un diario de 24 horas sobre la vejiga hiperactiva. Esto puede ayudarle a identificar el momento y la frecuencia de la micción y proporcionar más detalles a su médico.
- Piense en sus objetivos de tratamiento. ¿Necesita alivio suficiente para dormir mejor o espera pasar una salida de casa sin tener que ir con demasiada frecuencia al baño?
- Intente tomar la medicación para la EP a tiempo, siempre. La mayoría de las personas con la EP saben que el horario de la medicación suele ser esencial para controlar los síntomas de la EP. Cumplir los horarios también puede afectar el funcionamiento de la vejiga.
Su médico puede remitirle a un especialista. Los urólogos son médicos que se centran en el aparato urinario, mientras que los uroginecólogos se especializan en el tratamiento de los trastornos del suelo pélvico en las mujeres.
Tratamientos de problemas urinarios
Su médico intentará llegar a la raíz de cualquier problema urinario, buscando causas reversibles como una infección o diuréticos. No es inusual que las personas con Parkinson tengan síntomas de vejiga anteriores al diagnóstico de la EP.
Es posible que el médico le pida que se ponga de pie o se siente y tosa para evaluar si tiene incontinencia de esfuerzo, o que utilice una ecografía o una sonda para confirmar si la vejiga se vacía por completo. Las pruebas urodinámicas pueden ayudar a su profesional médico a determinar si su vejiga se llena y vacía a presiones normales y revelar disfunciones urinarias.
El tratamiento se adapta a los síntomas y objetivos de cada individuo. Las opciones no quirúrgicas incluyen:
- Ejercicios de Kegel y de fortalecimiento de los músculos del suelo pélvico, que pueden beneficiar a hombres y mujeres.
- Derivación a fisioterapia del suelo pélvico.
- Modificaciones del comportamiento y del estilo de vida, como practicar la supresión de las ganas de orinar y orinar a intervalos fijos para reeducar a la vejiga y aumentar su capacidad de retención.
- Inyecciones de toxina botulínica para la vejiga hiperactiva.
- En el caso de las mujeres, un pesario de soporte de la continencia: un dispositivo vaginal blando hecho a la medida, normalmente extraíble, que puede mejorar el control de la vejiga. Esta opción puede suponer un reto a medida que avanza el Parkinson.
La terapia farmacológica también es una opción. Los agonistas beta-3 mirabegrón (Moretti®) y vibegrón (Gemtesa®) son medicamentos que se administran una vez al día para controlar el urgencia urinaria y la frecuencia (tenesmo vesical y polaquiuria).
Aunque los fármacos anticolinérgicos suelen ser un tratamiento de primera línea para los problemas de vejiga, la investigación ha descubierto que la ralentización cognitiva puede ser un efecto secundario de estos fármacos. Debe evitarse su uso en personas mayores de 70 años, ya que existe un mayor potencial de alucinaciones y confusión relacionadas con los anticolinérgicos. Algunos de los anticolinérgicos utilizados para tratar la vejiga hiperactiva son la Oxibutinina (Ditropan®), darifenacina (Enablex®), tolterodina (Detrol®), trospio (Sanctura®), fumarato de fenoperidina (Toviaz®) y succinato de tofenacina (VESIcare®).
Las opciones quirúrgicas para los problemas de vejiga incluyen:
- Inyección de un agente de relleno uretral de hidrogel. Actúa como un tapón para detener las pérdidas de orina al toser, hacer ejercicio u otros movimientos.
- Neuromodulación sacra. Estimulación eléctrica mediante un dispositivo implantado similar a un marcapasos vesical, para mejorar el tenesmo vesical (urgencia urinaria), la incontinencia y la retención.
- Uretropexia para ajustar y sujetar la uretra para el control de la vejiga.
- Colposuspensión retropúbica. Refuerzo de la vejiga y la uretra para mejorar la incontinencia urinaria.
- En el caso de los hombres, cirugía de cabestrillo vesical, que sujeta la uretra para mejorar el control de la vejiga.
- Para las mujeres con incontinencia de esfuerzo, cirugía con cabestrillo uretral sintético o cirugía con cabestrillo fascial autólogo.
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