Vértigo y mareo en la enfermedad de Parkinson
El vértigo y el mareo son algunos de los síntomas no motores que pueden presentarse en la enfermedad de Parkinson. Si una persona con Parkinson está teniendo episodios de vértigo, mareos o caídas, hay cierta información que le servirá para que estos síntomas no le generen inseguridad ni efectos desproporcionados en su calidad de vida.
Se entiende por vértigo o mareo la sensación de que el espacio se mueve y produce la pérdida de equilibrio. También se puede percibir una fuerza o presión que desciende desde la cabeza y genera inestabilidad. Una experiencia similar se siente cuando un avión empieza a despegar.
Uno de los motivos por los que una persona con Parkinson puede sentir vértigo o mareos se denomina hipotensión ortostática neurogénica:
- Hipotensión: caída de presión arterial.
- Ortostática: al ponerse de pie.
- Neurogénica: ocasionada por un mal funcionamiento del sistema nervioso.
La hipotensión ortostática se produce como consecuencia de un descenso excesivo y repentino de la presión arterial. Frente a un movimiento brusco o intenso, el organismo activa un mecanismo de compensación por el esfuerzo que debe hacer el corazón para distribuir la sangre por todo el cuerpo y lo realiza a través de unos reflejos que aumentan las pulsaciones. En las personas con Parkinson, estos reflejos no funcionan de forma adecuada y puede suceder que la sangre no llegue en la cantidad y el tiempo suficiente al cerebro, lo que ocasiona el vértigo, los mareos y la inestabilidad.
Los mareos, el vértigo y la hipotensión ortostática pueden estar relacionados con distintas causas y no son exclusivos del Parkinson. Muchas veces se vinculan a la toma de algunos medicamentos indicados por la edad de la persona, como los antidepresivos o los que regulan la presión.
Si bien es cierto que estos síntomas pueden aparecer tanto al principio como luego de varios años del diagnóstico de la enfermedad o en etapas muy avanzadas, es más frecuente encontrar estos episodios en personas mayores, ya que suelen precisar de medicamentos para el corazón, más que por el Parkinson, debido a su edad.
Hay distintas pautas muy simples que se indican para evitar el vértigo o el mareo, como por ejemplo:
- Evitar permanecer mucho tiempo sin actividad o en posición horizontal.
- De hacerlo, tomar la precaución de levantarse de a poco, nunca repentinamente.
- Elevar la cabecera de la cama y, si es necesario, la altura de los pies para cambiar esa presión arterial de forma paulatina.
Los terapeutas físicos indican algunas maniobras muy eficaces para mejorar la distribucón de la sangre en el cuerpo, sin necesidad de incorporar o cambiar los tratamientos farmacológicos. Algunas de estas técnicas pueden ser:
- Al momento del mareo, se puede ejercer una suave compresión en el abdomen durante unos 30 segundos.
- Para obtener mayor resultado, pueden entrelazar los dedos (yemas de dedos de una mano tiran para el lado opueso de las yemas de los dedos de la otra mano); comprimir los glúteos o piernas y cruzarlas.
- También ayuda inclinar cabeza y tronco hacia adelante.
- Otra de las indicaciones que suelen hacer los médicos es ingerir más sal y agua de lo habitual: una de las formas de elevar la presión rápidamente es tomando 500 ml de agua en menos de 30 minutos.
- Finalmente, siempre es aconsejable acondicionar el hogar para evitar accidentes que puedan provocar heridas, tanto en el cuerpo, como en el ánimo.
A continuación se presentan algunas recomendaciones como síntesis:
- Si bien es frecuente que una persona con Parkinson experimente vértigo, no a todas les sucede.
- Ante las sensaciones de vértigo o mareo, se debe consultar al médico porque es importante identificar conjuntamente las causas y es posible que con pequeños cambios se encuentre una solución.
- Por último y especialmente ante un nuevo síntoma o incomodidad, la respuesta debe ser la búsqueda de soluciones concretas, puntuales y efectivas. Siempre es bueno consultar con el médico, pero también conversar con otras personas que vivan con Parkinson para ver qué estrategias se pueden tener en cuenta.
Y nunca “bajar los brazos”, no porque provoque mareos o vértigo, sino porque, con o sin Parkinson, ¡la vida es única y vale la pena!