¿Podemos meter el freno a la progresión del Parkinson?
Los investigadores están enfocados a detalle en retrasar y algún día parar la enfermedad de Parkinson (EP). Explore lo que han descubierto, vea lo que podría deparar el futuro y descubra cómo algunas de las armas más poderosas en la lucha contra la progresión del Parkinson son prácticas que puede implementar hoy mismo.
Este artículo se basa en Can we put the Brakes on PD Progression (¿Podemos frenar la progresión de la EP?), un webinar de Charlas en Línea con Expertos (Expert Briefings Webinars) de la Parkinson's Foundation, presentado por Joash Lazarus, MD, Centro de Esclerosis Múltiple de Atlanta.
Los síntomas de la enfermedad de Parkinson provienen de una proteína llamada alfa-sinucleína, que se amontona y acumula en ciertas áreas del cerebro. Este proceso agota la dopamina, que es crítica para muchos procesos corporales, incluyendo movimientos suaves y coordinados. Aunque la dopamina disminuye para todas las personas que viven con Parkinson, cada persona experimenta los síntomas de la enfermedad de manera diferente.
Los síntomas de Parkinson pueden afectar su vida de muchas maneras. El uso de una gama de terapias y apoyos según sea necesario puede marcar la diferencia. Los medicamentos personalizados, los grupos de apoyo social, la atención de la salud mental y la participación en ensayos clínicos han demostrado tener beneficios para las personas con Parkinson.
Pero, ¿hay una manera de retrasar la progresión del Parkinson? Mientras los científicos están evaluando todo, desde los medicamentos hasta la práctica de la atención plena en busca de pistas, han descubierto que algunos de los mayores beneficios comienzan en casa.
Alimentación saludable y ejercicio habitual: una potente combinación
Hacer que los alimentos nutritivos sean el pilar de sus comidas y disfrutar el ejercicio habitual tiene innumerables beneficios demostrados. Los estudios muestran que la nutrición focalizada puede retrasar el avance del Parkinson. Comer una dieta de alimentos integrales, basada en plantas y de estilo mediterráneo — incluyendo verduras frescas, frutas y bayas, nueces, semillas, pescado, aceites de oliva y coco y más — puede estar relacionado con una progresión más lenta de la enfermedad de Parkinson.
Cuando se vive con la enfermedad de Parkinson, el ejercicio también es crucial para una salud óptima. De hecho, el Proyecto de Resultados del Parkinson (Parkinson's Outcomes Project) muestra que un mínimo de 2.5 horas a la semana de actividad física puede retrasar la progresión de los síntomas de la enfermedad de Parkinson. Las investigaciones revelan que el ejercicio habitual también muestra efectos neuroprotectores en modelos animales con Parkinson.
El ejercicio beneficia a personas de todas las edades. A medida que la gente envejece, su riesgo de caídas aumenta. Para las personas con la EP, la probabilidad de caídas es de dos a tres veces mayor. Hasta la mitad de estas caídas pueden provocar lesiones graves. El ejercicio es lo único que reduce notablemente el riesgo de caída de una persona. La actividad física habitual también puede aumentar el equilibrio, mejorar la función cardíaca y pulmonar, aumentar la memoria, el pensamiento y la resolución de problemas, minimizar la depresión y mucho más.
Esta es la manera de hacer que el ejercicio funcione para usted:
- Maximice los beneficios haciendo ejercicio de manera moderada a vigorosa 150 minutos a la semana.
- Planifique una rutina semanal que incluya actividad aeróbica, entrenamiento de fuerza, ejercicios de equilibrio y estiramiento.
- Visite a un fisioterapeuta con experiencia en Parkinson para una evaluación funcional y recomendaciones de ejercicios.
- Consulte este PDF de recomendaciones de ejercicios para el Parkinson en inglés o español para ayudar a guiar su plan de actividad física.
Las terapias especializadas del movimiento y del habla para Parkinson, como los programas BIG y LOUD del tratamiento de voz, también han mostrado potencial para disminuir los síntomas y retrasar la progresión de la EP.
Explorando los avances de la terapia
Las personas con Parkinson toman una variedad de medicamentos para controlar los síntomas. Los investigadores de la EP han pasado décadas trabajando para descubrir terapias lo suficientemente poderosas como para retrasar o detener el Parkinson. Algunas de éstas incluyen:
Rasagilina
El estudio ADAGIO de 2009 analizó si la rasagilina, un inhibidor de la monoamina oxidasa B (MAO-B) (que puede minimizar la descomposición de la dopamina por parte de la enzima MAO-B y aliviar los síntomas del movimiento), podría frenar la progresión de la enfermedad en personas con Parkinson de etapa temprana. Los resultados sugirieron la posibilidad de que una dosis diaria de 1 mg de rasagilina podría tener potencial de modificación de la enfermedad, pero una dosis diaria de 2mg no.
Pese a las incertidumbres del estudio, mostró una amplia evidencia de que la rasagilina controlaba mejor los síntomas de las personas con la EP, por lo que se usa en conjunto con la levodopa, actualmente el medicamento más poderoso para el Parkinson y una base del tratamiento desde su descubrimiento en la década de los 1960.
Levodopa
La levodopa es una terapia eficaz probada a lo largo del recorrido por el Parkinson. Anteriormente, las personas a menudo retrasaban el inicio de la terapia con levodopa basándose en el mito de que dejaría de funcionar después de unos años. Un estudio realizado en 2019 analizó si comenzar la levodopa antes o después podría cambiar el curso del Parkinson. Mientras que la investigación mostró que la levodopa no ralentizaba la EP, demostró que comenzar a tomar el medicamento temprano en el Parkinson es seguro.
Estimulación cerebral profunda
Cuando las personas que viven con la EP comienzan a experimentar fluctuaciones motoras severas, temblores y discinesia, movimientos musculares involuntarios que no pueden ser controlados por dosis óptimas de medicamentos, un dispositivo de estimulación cerebral profunda (ECP) implantado quirúrgicamente puede suministrar pulsos eléctricos al cerebro, aliviando los síntomas y aumentando la calidad de vida.
Los resultados de un estudio realizado en 2020 demostraron que las personas con la enfermedad de Parkinson también pueden obtener alivio de los síntomas a largo plazo con la ECP. La investigación muestra que las personas que tienen terapia de ECP desde los inicios, junto con una medicación óptima, generalmente tienen un mejor control de la discinesia. A pesar de los profundos beneficios de la ECP, no se ha demostrado que retrase la progresión de la enfermedad.
A medida que los investigadores trabajan para resolver el rompecabezas del Parkinson, empodérese priorizando su bienestar. Los alimentos sanos, junto con hábitos de ejercicio y un tratamiento integral respaldado por un equipo son los elementos para construir una vida mejor con la enfermedad de Parkinson.