Mi Historia con EP - Maricela González Rodríguez
¡Hola! Permíteme presentarme. Soy Maricela, mamá de tres bellos hijos desde hace 26 años. Considero importante para las mamás que pudieran identificarse conmigo compartir una noticia que me transformó la vida en un abrir y cerrar los ojos.
Hace meses, recibimos esta noticia que, primeramente, consternó a toda la familia y principalmente a mi adorada hija María.
Ella actualmente tiene 19 años; sin embargo, todo comenzó en marzo de 2020, cuando empecé a detectar algunos leves movimientos en sus piernas, con tan sólo 17 años. Estos movimientos al principio los consideré normales, mismos que una persona sana realiza al cruzar su pierna, con movimientos rítmicos. Sin embargo, un día, al detectar movimientos involuntarios constantes en los dedos del pie, pude darme cuenta de que algo no estaba bien.
Al estar todavía confinados por la pandemia y tomando todas las medidas de precaución, empecé a investigar qué doctores podrían dar seguimiento a este padecimiento y así pasamos por un especialista de tiroides, posteriormente un neurólogo y finalmente un neurólogo con especialidad en trastornos del movimiento. Todos ellos solicitaron diversos estudios, algunos de ellos que no arrojaban resultados con algún problema serio.
Sin embargo, en agosto de este año 2021, recibí una noticia que nunca me hubiera gustado escuchar: mi María fue diagnosticada con Parkinson de inicio temprano. Mi corazón se estremeció, tratando de contener mis lágrimas con una profunda tristeza ante mi hija, que también recibía esta terrible noticia. Fuerte, erguida, con mirada fija y atenta a las palabras del doctor, recibió la noticia de manera entera y aceptando una nueva realidad.
Nunca una mamá está preparada para enterarse de que su hija tiene una enfermedad como el Parkinson y para la que, hasta la fecha, no hay cura alguna. No comprendes que a su corta edad tenga una enfermedad neurodegenerativa y te preguntas ¿por qué ella, siendo tan chica?, ¿No será un error?, ¿Quién de la familia lo tiene?, ¿No es una enfermedad de adulto mayor?, ¿Y ahora qué va a pasar?, ¿Cómo la voy a ayudar? ... Tantas preguntas con pocas respuestas.
Actualmente, María cumple de lleno con las indicaciones del doctor. Acude a sus terapias de rehabilitación 2 horas 2 veces a la semana, se toma sus medicamentos diariamente, acude a sus citas, medita todas las noches, realiza sus ejercicios todos los días y cuida mucho su alimentación.
Hoy por hoy, estudia el último año de preparatoria. Desea estudiar conservación y restauración de arte, pinta y expone en galerías a pesar de su padecimiento. Tiene una bella actitud, ríe, se divierte y bromea con lo que le pasa. En resumen... es una mujer llena de vida, con muchas habilidades, sensibilidad, empoderada, con un carácter firme, pero a la vez con un gran corazón.
¡Tengo tanto que aprender de ella! Soy su más grande admiradora y espero que Dios me guíe para ayudarla en este proceso.
Las madres tenemos un papel precioso y poderoso para ayudar a nuestros hijos, inculcarles la oportunidad de luchar y no darse por vencidos. Sé que no será fácil y que nos espera un largo camino. Por lo pronto, viviremos y gozaremos lo que el día nos depare con la mejor actitud; mañana será otro día.